CRÓNICA DE LA VISITA

Visita guiada por Dirigida por D. Antonio Mostalac
Director de las Excavaciones de la Cripta - Académico de la Real Academia de San Luis

El lugar donde hoy en día se sitúa la basílica menor de Santa Engracia, tuvo gran importancia, siendo considerada esta zona el inicio del cristianismo zaragozano. En ella se estableció un centro de culto a los mártires, basílica paleocristiana subterránea y un baptisterio en la actual calle Joaquín Costa; y una necrópolis romano-cristiana en el mismo sector, establecido con certeza desde el mismo siglo IV, manteniéndose hasta el siglo XV.

Durante el siglo XIV el templo adquiere cada vez más relevancia, sobre todo al descubrirse en 1320 las reliquias de Santa Engracia y los sarcófagos de mármol y de piedra conteniendo las reliquias de los Mártires, que también podemos contemplar en esta cripta. Este hecho trajo consigo la construcción a finales del siglo XIV o principios del siglo XV de una iglesia en estilo gótico-mudéjar sobre el antiguo templo subterráneo. En esta época la iglesia de las Santas Masas, como se conocía, se convierte en una de las iglesias más sobresalientes de la ciudad, a la que acudían los zaragozanos en procesión desde La Seo. Hasta tal punto llego la veneración a la santa que fue declarada patrona de Zaragoza por acuerdo municipal el 26 de abril de 1480, junto a san Valero, ya nombrado patrón de la ciudad por la nueva iglesia Cesaraugustana tras la conquista de Zaragoza por Alfonso I el Batallador en 1118.

La iglesia fue terminada hacia 1520, desgraciadamente durante la Guerra de la Independencia (1808) este magnífico monasterio, como otros muchos edificios de la ciudad, fue destruido.

Pasamos al interior de la basílica y a la derecha a través de una puerta encontramos una gran escalera que nos conduce a la cripta. En la parte inferior y en el centro podemos ver la gran escultura de Santa Engracia de Palao, bajo ella los hallazgos arqueológicos del baptisterio de planta hexagonal y la pila bautismal (antiguo basamento de una columna) del siglo IV descubiertos en el año 2008. A la derecha la capilla de las Santas Masas que cobija a la Virgen con el Niño de José Llimona; y a la izquierda la cripta, en donde se conservan los restos de los Mártires y las esculturas que ocupan el altar de la cripta.

A la cripta se entra a través de una cancela, sobre la que podemos ver el relieve del martirio de san Lamberto, al fondo el altar mayor. Entrando al interior de esta cripta, reconstruida entre 1814-1819 por el arquitecto José Yarza Lafuente, observamos que tiene planta rectangular con cinco naves separadas por pilares.

En el presbiterio y bajo el altar mayor se conserva la urna romana, sin decoración, con los restos de santa Engracia y su tío san Lupercio. A ambos lados del altar los dos magníficos sarcófagos paleocristianos del siglo IV. El sarcófago de la derecha se conoce como “de la Receptio Anime”. Su autor está muy próximo al artífice que realizó el arco de Constantino en Roma. El de la izquierda, es denominado “Sarcófago Trilogía Petrina”. Su autor está relacionado con el taller del “sarcófago de los Hermanos” del museo Pío Clementino de Roma (340-350).
En la parte central del Altar mayor se sitúa la escultura de alabastro de Santa Engracia, tallada en el siglo XV; y a ambos lados de la santa una serie de personajes que han sido identificados como compañeros de martirio o, más bien, cortesanos medievales, imágenes realizadas en el XVI.

Encratis << Engracia >> era una joven noble cristiana nacida en Bracara Augusta, actual ciudad portuguesa de Braga, quien camino de las Galias para contraer matrimonio, pasó por Caesaraugusta en abril del año 303. La joven enterada de las persecuciones que estaban sucediendo en la ciudad, intentó detener la orden del pretor Daciano, pero fue apresada y martirizada.

Engracia fue la santa más importante en la Zaragoza medieval, anterior al culto a Santa María del Pilar, siendo la primera patrona de la ciudad. Su tumba fue objeto de gran respeto y a ella llegaban peregrinos para venerar sus restos. En el pedestal, de forma poligonal y con restos de policromía, sobre el que se sitúa la santa, podemos ver el escudo de la ciudad, con el león rampante coronado.

Una entretenida e instructiva jornada.

Miguel Hernández

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