Presentación del libro "CAFÉS DE ZARAGOZA. SU BIOGRAFÍA, 1797-1939"

El jueves 18 de febrero tuvimos el placer de asistir a la presentación del libro de nuestra querida profesora Dª Mónica Vázquez Astorga, “Cafés de Zaragoza. Su biografía, 1797-1939”; profesora bien conocida por los alumnos de la Universidad de la Experiencia por su excelente labor pedagógica y su amabilidad de trato.

Comenzó el acto con unas palabras del presidente de la Asociación de Alumnos y Ex Alumnos de esta Universidad de la Experiencia (AMUEZ) D. Francisco Ruiz, quien glosó sobre la personalidad de la autora y el respeto y cariño que se le profesaba en esta Universidad, para dar paso, a continuación, al Decano de la Facultad de Filosofía y Letras D. Eliseo Serrano Martín.

D. Eliseo Serrano Martín, después de reconocer la dedicación y la entrega de la autora, así como, su capacidad de trabajo y disponibilidad, hizo un resumen, siguiendo su esplendido prólogo del libro, que Dª Mónica Vázquez ampliaría posteriormente al comentar su libro.

La autora, después de agradecer a los oradores sus amables introducciones, pasó a desglosar el contenido del libro, estableciendo su recorrido en los cuatro apartados descritos en la obra: un primer apartado o capítulo donde, al modo de preliminar, bucea en el café como “producto vegetal con efectos reconfortantes para el cuerpo y el espíritu”; como producto de consumo, primero privado y exclusivo, y más tarde, como consumo de masas, generalizado en hogares y locales especializados o cafés.

Un segundo capítulo, en el que establece los orígenes de estos establecimientos donde se expendía y se degustaba café, y su posterior desarrollo en la Zaragoza del siglo XIX, describiendo sus ambientes y ubicación, siempre próxima a los teatros, siendo muy sensibles a la expansión de la ciudad y evolucionando a la par que ella.

Apoyándose en extraordinarias diapositivas, con talante de gran comunicadora, Dª Mónica Vázquez, nos habló de la distribución de estos cafés por la ciudad, primero en áreas muy restringidas, de sus aspectos constructivos y decorativos, llamativos por su modernidad, como el café Suizo, mostrándonos planos de la Zaragoza de la época, situándola en su contexto socioeconómico.

Nos instruyó en lo que fue la edad de oro de los cafés zaragozanos, mostrándonos los tres locales que hicieron furor en las tres últimas décadas del siglo XIX: el Ambos Mundos, el Gambrinus y el café de Levante, centros de la vida social de la ciudad.

En el tercer capítulo, rebasado el XIX y en los primeros años del XX, la autora nos relató los cambios de gustos del público incondicional del café, que se tradujo en la apertura de locales con esencias decimonónicas como: el Oriental, el Moderno y La Perla.

Ya en los años treinta, aparecen cafés modernos, más acorde con el dinamismo imperante en Zaragoza, entre los que se encuentran: el café Salduba, Alaska y los populares Espumosos.

Todos estos establecimientos que sobrevivieron a la vorágine de los años, sufrieron modificaciones para adecuarse a los gustos imperantes en la época, otros no lo consiguieron y rebasada su vida activa, cerraron y desaparecieron.

Dª Mónica Vázquez, nos relata, en el cuarto apartado, que, una vez dirimida la Guerra Civil Española, la mayoría de los cafés supervivientes tuvieron que acomodarse a las directrices de los nuevos tiempos; y estos nuevos tiempos trajeron otra forma de entender la vida en los cafés, dando paso a las cafeterías, bares y salas de fiestas, locales más impersonales, donde desaparece la intimidad y la relajación que se respiraba en los antiguos cafés.

Es deber de justicia, felicitar a Dª Mónica Vázquez Astorga por este espléndido libro, magnífica, laboriosa y completa investigación sobre los cafés zaragozanos, que viene a cubrir un hueco de lo que fue la vida socioeconómica y cultural de una interesante época de nuestra ciudad.

Cafés de Zaragoza. Su biografía, 1797-1939, es un libro muy interesante y apetecible para todo tipo de lectores, especialmente para aquellos que sientan inquietud por conocer los magníficos cafés que deleitaron a los zaragozanos, en aquellos cambiantes años, en los que sirvieron como salones de reunión y esparcimiento, y fueron centro de la vida social y económica de Zaragoza. Acogieron multitud de actividades, desde importantes círculos con eminentes tertulianos, hasta conciertos con grandes intérpretes musicales; fueron ejes culturales sobre los que giraron los acontecimientos más relevantes de la ciudad, sufrieron los vaivenes de la historia, fueron testigos vivos de la evolución y expansión de la urbe y prosperaron a la par que ella, reflejando los gustos imperantes en la época.

Con un tino magistral Dª Mónica Vázquez Astorga, hace un recorrido por las diferentes épocas, desde las más remotas donde el salón de café se reducía a unos locales, llamados botillerías, donde se expendían bebidas y esporádicamente servían de sitio de reuniones, hasta los principales cafés de entre siglos, verdaderos paraninfos donde fluía la vida social y cultural, abundando en magníficas descripciones sobre sus lujosos salones. Nombres legendarios como: café de Carmen, de Gimeno y café de la Reunión, seguidos de un sin fin de locales de principios del siglo XIX, que el libro recoge y describe puntualmente. El impasse político y económico que supuso los acontecimientos del medio siglo, retrajo la apertura de nuevos cafés y forzó el cierre o reconversión de algunos de los ya existentes, como el café Suizo, fantástico local con arquitectura de hierro que le concebían una belleza extraordinaria y un lujo singular, que se instaló en el lugar que antes ocupaba el café de Las Delicias, aunque posteriormente cambió de emplazamiento. A finales de este siglo y coincidiendo con la bonanza política y económica de la Restauración y la regencia de Mª Cristina, se inauguraron una serie de lujosos cafés entre los que destacan el Ambos Mundos y el Gambrinus, emblemáticos locales que se mantuvieron abiertos hasta entrado el siglo XX. El café Salduba, cuyos murales de inspiración cubista, el innovador mobiliario y el resto de los originales elementos decorativos, hicieron los gozos de los clientes.

Mención especial para el café de Levante que, después de varios cambios de localización, a través de los años, sigue funcionando, haciendo las delicias de los amantes de los cafés con sabor.

Es interesante y seductor seguir el transcurso de esta estupenda y completa investigación para poder contrastar lo que supuso la evolución de unos locales de ocio reconvertidos en abrigos culturales, donde la literatura y la música, así como las inquietudes sociopolíticas se encauzaban a la par que se degustaba un sabroso café, se saboreaba un dulce o se alegraba el alma con un reconstituyente licor, para que la conversación fluyera y el oído se agudizara.

eloylopezgurria@gmail.com

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