Conferencia "Javier Mina, el estudiante" por D. Carlos Melús

RESUMEN DE LA CONFERENCIA: “JAVIER MINA, EL ESTUDIANTE. GUERRA DE LA INDEPENDENCIA”. 27-04-2016 –IMPARTIDA POR D. CARLOS MELÚS ABÓS

Francisco Javier Mina. El Estudiante, es una figura histórica bastante desconocida en España, aunque no así en Suramérica. Nació en Otano (Noáin – Valle de Elorz, Navarra) el 1 de julio de 1789, pocos días antes de la Revolución Francesa -14-07-1789- y murió en Méjico el 11 de noviembre de 1817.

Era hijo de Juan José Mina Espoz y de María Andrés Larrea, labradores acomodados. A los 11 años comenzó sus estudios en el Seminario de Pamplona, donde estableció amistad con un coronel retirado, Juan Carlos de Aréizaga, que le hablaba sobre la marcha de las guerras europeas. A los 18 años se traslada a Zaragoza para iniciar, en su Universidad, estudios de derecho. Aquí recibió el título de “El Estudiante

La Universidad de Zaragoza fue fundada el 10 de septiembre de 1542 por un privilegio que el emperador  Carlos V, a instancia de los síndicos de Zaragoza, firmó en las Cortes de Aragón, reunidas en Monzón, por el que elevaba sus estudios al rango de “Studium Generale”. Esta fundación fue aprobada por el papa Julio III y posteriormente confirmada por Paulo IV en 1555. Por ello, la Universidad de Zaragoza es la única de las españolas que lleva en su sello la imagen de San Pedro. La Universidad estuvo situada, en un principio, junto al Puente de Piedra y Puerta del Ángel.

La Guerra de la Independencia resultó desastrosa para la Universidad aragonesa, llegando a quedar prácticamente destruida en febrero de 1809 al ser volada por las tropas francesas durante el segundo sitio a la ciudad.

El 22 de marzo de 1808 llega a Zaragoza la noticia del Motín de Aranjuez –del 17 al 19 de ese mismo mes- lo que originó una revuelta y una manifestación de los estudiantes de la Universidad. Los manifestantes, con Javier Mina al frente, recortaron un cuadro de Godoy, lo ataron a una tranca con la que había derribado la puerta del Claustro y salieron a la calle con la intención de quemarlo en la Cruz del Coso –hoy Plaza de España-, pero alguien los disuadió por ser aquel un lugar de alto sentido religioso. Se marcharon de allí, escupieron sobre la figura de Godoy y lo quemaron a la altura del actual Teatro Principal al grito de viva el rey Fernando VII.

Ante los sucesos del 2 de mayo de 1808 en Madrid, junto con otros jóvenes, trabajó por el levantamiento de Zaragoza y participó activamente en los dos sitios de la ciudad bajo el mando del general Palafox.

Javier Mina también participó en la batalla de Alcañiz, que fue la única ganada al ejército francés en territorio aragonés. Como anécdota, cabe decir que Napoleón tenía previsto declarar a Alcañiz como la cuarta provincia aragonesa, pero no pudo ser.

En 1809 regresa a Pamplona llamado por el general Aréizaga que le encomienda la organización de la guerrilla. Junto con otros jefes guerrilleros organiza una partida de voluntarios que tomó el nombre de “El Corso Terrestre de Navarra” para enfrentarse a los franceses.

A finales de marzo de 1810, y tras los éxitos del “Corso Terrestre” por los territorios de Navarra, Aragón y Cataluña, se retiró, herido por un sablazo francés, a Labiano, donde fue capturado por las tropas francesas y encerrado en la ciudadela de Pamplona. Posteriormente fue trasladado al castillo de Vinçennes (Francia). Allí estuvo hasta que seis días más tarde de la abdicación de Napoleón, -6 de abril de 1814-, fue liberado. Regresa a Pamplona a primeros de mayo y se une su tío Francisco Espoz y Mina para intentar la sublevación de Navarra en apoyo de la libertad y de la Constitución de Cádiz que Fernando VII, el 22 de marzo de 1814, había declarado nula. Fracasado el intento, huye a Francia a través de los Pirineos.

Tiempo después, el 5 de mayo de 1816 embarca para América con la intención de unirse a las tropas que luchan por la libertad de Méjico. El 27 de octubre de 1817 cae prisionero en las cercanías del rancho Venadito y, unos días después, el 11 de noviembre de 1817, festividad de San Martín, fue llevado por un piquete al Cerro del Bellaco donde, puesto de rodillas y de espalda (forma de ejecutar los traidores a la patria), fue fusilado por los soldados del  pelotón “Zaragoza”. Tenía 27 años. Está enterrado al pie de la Columna de la Independencia de Méjico.

Vicente Navarro Milán

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